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RINCONES DE ESPAÑA
El mantón de Manila
Aunque el denominado mantón de Manila forma parte
esencial de la idiosincrasia y el imaginario español y es-
Las fiestas de agosto pecialmente matritense, su origen hay que buscarlo allá
por los años 600 de nuestra era, en la China gobernada
se cierran con la que por la dinastía Chang, donde tenían un uso meramente
decorativo. Estos mantones llegaban a España a través
podríamos denominar de las rutas comerciales que partían de Manila, y a esta
procedencia deben su nombre. Cuando estas piezas de-
la más universalmente corativas con sus llamativos pero delicados bordados con
conocida de todas las hilos de seda llegaron a nuestro país, se convirtieron en
prendas de indumentaria, añadiéndoles flecos realizados
verbenas, la dedicada a con hilos de seda retorcida.
la Virgen de la Paloma. En el siglo XIX se popularizó su uso entre las damas de
la nobleza. Posteriormente, fue acogido por las mujeres
trabajadoras, que solían llevarlo puesto en las corridas
de toros y otros festejos. Con la pérdida de Filipinas y la
disminución del comercio con otros países, empezaron a
confeccionarse en España, en talleres particulares, algu-
nos de los cuales aún persisten, pues, aunque el mantón
ya no forma parte de la indumentaria cotidiana de las mu-
jeres españolas, y los bordados a mano con hilos de seda
pero también haciéndonos soñar, despertando nostalgias y tienen un alto costo, las versiones de esta prenda borda-
adormeciendo tristezas y preocupaciones. das a máquina y en otros materiales textiles siguen sien-
La festividad de San Cayetano, que se celebra el 7 de agos- do uno de los souvenirs más demandados por los turistas.
to en la zona del Rastro y Embajadores, es la encargada
de prender la fiesta. Las calles y balcones se decoran en
honor al santo, acogiendo actuaciones musicales y cultu-
rales en la plaza de Cascorro, además de actos religiosos
en la iglesia de San Cayetano.
Los festejos continúan con las fiestas de San Lorenzo, en
Lavapiés, que tienen lugar el 10 de agosto. La música, la
cultura y la gastronomía se unen para rendir homenaje
al santo, al que se puede recordar en los actos religiosos
que acoge la pequeña iglesia levantada en su nombre en
el siglo XVII.
Las fiestas de agosto se cierran con la que podríamos de-
nominar la más universalmente conocida de todas las
verbenas, la dedicada a la Virgen de la Paloma, inmorta-
lizada en la zarzuela homónima, que llena de ambiente y
color las calles del barrio de la Latina desde la plaza de la
Paja y alrededores hasta la plaza de las Vistillas.
Hay tres elementos que son esenciales para que una fiesta
callejera se pueda llamar verbena, y que, por supuesto, no
faltan en el agosto madrileño, veamos.
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